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Madre canina pide iguales derechos laborales que madres de bebés

Una de las principales aficiones de muchos humanos es tener mascotas de todo tipo. Siendo uno de los preferidos los compañeros perrunos, quienes a lo largo del tiempo han desarrollado fuertes lazos, gran fidelidad e identidad con sus dueños humanos.  

Llagando en ocasiones que muchas personas desarrollen fuertes lazos afectivos, y considerarlos como sus hijos a quienes deben dar un trato igual a un niño, de acuerdo a su edad y exigencias emocionales. 

Pero, que dirías de una mujer, que se considera madre canina y ha comenzado una campaña de concientización pidiendo que se reconozcan iguales derechos laborales que tienen las madres de niños, desatando una verdadera polémica que ha trascendido a su ambiente laboral. 

¿Quién son los protagonistas de esta historia maternal y canina? 

 

La madre canina es una australiana llamada Mary Rose Madigan, de 28 años y columnista en un periódico local, quien decidió adoptar un perro que se ha adueñado de su corazón, haciendo despertar en ella sentimientos maternales que la incitan a identificar al perrito como a un hijo. 

Mientras que al objeto de la petición lleva por nombre Frank, un gracioso perrito de la raza chihuahua, que se ha convertido en protagonista de lo que pudiera resultar en una verdadera revolución en el mundo del cuidado de mascotas. Al respecto, Mary Rose afirma que le produce envidia ver como las compañeras de trabajo que son madres de niños, tienen derecho a flexibilidad de horarios o trabajar online y que le parece que a las madres de mascotas también deben reconocerles esos apoyos. 

¿Por qué Mary Rose pide iguales derechos para cuidar a su bebe perro?

El amor hacia Frank, el chihuahua, ha transformado la vida de Mary Rose, quien, de ser una despreocupada mujer con una vida normal, centrada en su trabajo y en su pareja, ha pasado a ser una madre que vive las angustias de separarse de su pequeño hijo.  Aduce que siente culpa de mamá cada vez que deja solo a Frank. Su mente se angustia y que a su vez teme que el perro desarrolle el síndrome del abandono y pueda llegar a desarrollar depresión, sintiéndose triste al estar solo en casa largas horas. 

Para tratar de remediarlo, decidió inscribir a Frank en una guardería, lo que ha significado diariamente un gasto de 41 $, más la posibilidad de pagar multa en caso de atraso en la hora de buscar al perrito.  Aunando lo sentimental a lo económico, resulta la petición que hace Mary acerca de que las dueñas de mascotas se igualen en relación con los derechos que tienen las mamás de niños humanos. 

Haciendo hincapié a que pueden salir más temprano, solicitar horarios más flexibles o realizar trabajo home office, hace un llamado a los responsables de la industria donde trabaja para que equilibren la situación, ya que el perrito requiere de su presencia. Petición que a la fecha no ha tenido respuesta alguna. 

¿Amor canino igual al amor por un hijo?

En la publicación en las redes sociales, Mary Rose dijo que, aunque sabe que mientras ella trabaja, Frank el chihuahua, está en una guardería y comparte con otros perros y personas, siente mucha envidia al notar que las madres de niños pequeños tienen mayor flexibilidad para atender las necesidades de sus hijos.

Indica que es muy importante lograr iguales beneficios laborales para quienes deciden hacerse cargo de mascotas, porque estos forman parte de la familia. Aun así, reconoce que no representan la misma responsabilidad de un hijo, el amor por su mascota es igualmente grande y eso debería ser suficiente para generar derechos que permitan a los padres de peludos tomar el tiempo que necesiten para su cuidado.